martes, 6 de septiembre de 2016

Red Clay: la energía viva y oscura de Freddie Hubbard



Pues voy a empezar mis andanzas en este blog con lo que más me ha acompañado en mis últimos años: el jazz.

Os presento la leche de oro, el pepino atómico, la agüita viva... o como dice uno que yo me sé "esto es algo".
No, no es el mejor libro de autoayuda que te hará rico -o sí, yo qué sé...-. Es uno de los álbumes que más me ha marcado en mi aprendizaje jazzístico. Fue de los primeros que escuché, y aun pasado el tiempo y habiendo escuchado muchos álbumes ya, este sigue estando entre los que más me apetece ponerme en una lánguida tarde de verano. Me aviva, siempre tiene algo que decirme y me demuestra que su originalidad y energía no pierden frescura.

Red Clay fue grabado en junio de 1970 por los estudios CTI y el productor Creed Taylor que según fuentes iba buscando la perla en la que fundar una larga cadena producción de soul-jazz fussion y de esta manera se dejó caer en las manos del ya reputado trompetista Freddie Hubbard, en el cual podía confiar una gustosa discografía de dieciséis álbumes en las que ya se podían ver rasgos de ese soul-funk fusionado con el jazz que Taylor andaba pescando. 

Y desde luego que Taylor pescó bien. Con Red Clay tengo la sensación que te producen esos discos/músicos (más el disco en sí que el músico) de que son la piedra angular que han construido un antes y un después en la historia de la música. 1970 es un momento de plena esfervescencia en lo que se refiere a fusionar el jazz tradicional con el groove más arraigado del funk y del soul. Algunos ejemplos son Herbie Hancock con su Empyrean Isles de 1964 donde asentó sus raíces en un funk jazzero, pero ya no tanto. Miles Davis con su Bitches Brew de 1970 y un alargado etcétera de álbumes y músicos aportando a la fusión del jazz.

Sin embargo, en esta fiebre de la fusión del jazz, aporto mi guinda al pastel, mi punto de vista para destacar este álbum sobre el resto de la época. Red Clay no solo encajó dentro la fusión con el soul y el funk, sino que Hubbard -seguramente obsesionado por no perder la raíz del jazz- se nota que se preocupa concienzudamente de que el sonido salvaje del hard bop no pierda peso en la fusión. Y en mi opinión, entre los destacables álbumes de la época con este tirada, Red Clay redondea ese equilibrio entre soul, funk y jazz distribuyendo las composiciones de forma magistral sin perder la esencia del subgénero hard bop que viene precediendo desde finales de los 50s y durante los 60s. Creo que Hancock o Davis a la hora de fusionar se alejaron mucho de la raíz del jazz o se acercaron mucho a otros sonidos, mientras que Hubbard supo encontrar el punto medio en su música, estableciendo un buen puente entre los cambios de tendencia. 

-No es ni mejor ni peor esta valoración o juicio. Uno no tiene por qué ceñirse a la tradición jazzística, cada uno hace lo que quiere con su música. Pero bueno, con estos parámetros lo valoro así. Y por supuesto, no es más que opinión.-

Otro punto a destacar en lo que rodea al álbum son los músicos elegidos por Hubbard, que por supuesto no es casualidad, esos músicos están ahí puestos de forma pertinente para lo que se va a tocar. Herbie Hancock a las teclas eléctricas/órgano, que para este disco se va a sentir como pez en el agua. Lenny White a la batería, menudo animal, otro pez en el agua del jazz fusión, un especialista. De hecho, me aventuro a enlazaros este vídeo en el que toca en una formación de Joe Henderson donde tuve la oportunidad de verle por primera vez en su versión muy hard boppera y fue amor a primera vista: https://www.youtube.com/watch?v=pjGJLdT3dGk. 56 minutos de concierto, es para verlo. Y para un poco de anécdota, os dejo un extracto de un artículo del JazzTimes donde White nos ofrece curiosos e inesperados testimonios sobre la grabación de Red Clay: http://jazztimes.com/articles/26372-freddie-hubbard-red-clay.
Por otro lado, el incombustible y gigantesco Ron Carter en el contrabajo, no hay mucho que decir, es un camaleón para esta movida. Y por último, Joe Henderson al saxo tenor y la flauta, este viejo aportó toda la salvajada que puede ofrecer el hard bop. Así que no se puede decir más, una plantilla de lujo a la altura de un álbum tan redondo.



Freddie Hubbard


Vayamos a lo interno de los temas:
  1. "Red Clay" - 12:11
  2. "Delphia" - 7:23
  3. "Suite Sioux" - 8:38
  4. "The Intrepid Fox" - 10:45
  5. "Cold Turkey" (De J. Lennon) - 10:27
  6. "Red Clay" [live] - 18:44 Bonus track incluido en las ediciones de 2002 y 2010.

El álbum comprende seis temas, de los cuales los cinco primeros son de estudio y el sexto es un directo del primer tema y homónimo del álbum, Red Clay. Para mi esta obra es cinco temas de tripi y el sexto es un directo para dejar claro que no, que esto no es un engaño. Esto está vivo, este tripi vive a través del directo, que es al final donde reside el alma de esta música. Pero el proyecto de viaje astral/ trance/chi... -llámenlo como quieran- comienza en el tema uno y termina en el quinto, siendo, a mi parecer, Red Clay (el primer tema) y Intrepid Fox (el quinto tema) los puntos de máximo exponente en este viaje.

Red Clay representa la forma que utilizó Hubbard durante mucho tiempo para componer dentro de este marco del jazz fussion. El tema comienza con la exposición de la melodía que cabalga entre un groove más o menos rápido. Una melodía que a simple vista parece un caos enrevesado, pero si la observamos con lupa  denotamos una gran coherencia. Ahí es donde comienza la espiral, el tornado musical, una aparente mentira se nos desvela, parece que lo que es melodía luego no casa con la improvisación, aunque irremediablemente todo empaste. Y he ahí la mentira descubierta, la estructura melódica, que asemeja complejidad, es totalmente independiente de la estructura improvisativa, que es más sencilla. Esto demuestra una intención clara de que la improvisación en este álbum es un arma de tripilandia. Hay muchas maneras de volar y una de ellas es partir de lo sencillo ¿para qué complicarse? Dame cuatro acordes, que yo ya hago el arcoíris. La agradable capacidad de contar una historia llena de caminos con pocos recursos. Así es, a mi parecer, el lenguaje de Hubbard en este disco.

Como en un tripi, tenemos picos de intensidad y de relajación. la relajación con continuidad se refleja en Delphia y Suite Sioux. Delphia es el mar calmado de esta aventura, con cierta gracia y color. Suite Sioux es el indio tranquilo que observa los astros, sabio, pero que con una pipa en la boca mira al horizonte viejo y atento a la mayor de las tormentas. La tormenta que está por llegar, el zorro intrépido que todo lo remueve y roba de la cabeza. Intrepid Fox es lo salvaje y sutil que pueda haber de dureza en esta andanza. Y de esta manera, no me puedo de privar compartir con vosotros, zorrones, este directo de Intrepid Fox. Es todo lo salvaje y auténtico en el directo:



Y por último, Hubbard nos sorprende con una curiosa versión de Cold Turkey, tema original del álbum de John Lennon. Un tema muy sentido del beatle que Hubbard lleva magistralmente a su terreno para que este tripi se convierta en una cortina de humo infinita e llegue a la inmortalidad del Red Clay.

A parte del viaje astral de cinco temas, en ediciones posteriores se incluyó un Alternate Version del Red Clay en directo que recomiendo encarecidamente escucharlo. Aquí Hubbard se arropa de músicos como Billy Cobham, George Benson o Johnny Hammond. A mí me ha resultado altamente inspirador y estoy seguro de que muchos de vosotros lo sentiréis igual.

Ni que decir tengo que a través de internet tenéis fácil acceso del álbum completo. Escuchadlo ¡Copón! ¡No hay mejor manera de hacerse rico! 


  ....   Buen viaje, amigos   .......

No hay comentarios:

Publicar un comentario